Intentemos responder a la gran pregunta: ¿de qué hablamos cuando nos referimos a creatividad?.
Imaginemos que estamos de vacaciones, totalmente relajados y seguramente con la mente en blanco. En ese momento se nos ocurre, sin buscarlo ni pretenderlo, la solución a un problema en el que habíamos estado pensando durante los días anteriores a su nuestro merecido descanso.
Y lo único que terminamos preguntándonos es por qué no lo pensamos antes... cuando buscábamos la respuesta y no la encontrábamos.
Iluminación ocasional, relámpago de inspiración, la creatividad es lo más parecido a un despertar: tomar conciencia de una realidad, ver lo que antes no se veía, tener conocimiento claro acerca de algo.Creatividad es la capacidad mental que interviene en la realización creativa caracterizada en la fluidez, la flexibidad, la originalidad, su capacidad de establecer asociaciones lejanas, la sensibilidad ante los problemas y por la posibilidad de redefinir las cuestiones.
Pero también es una exploración, una innovación que, según P. Drucker, es: “La función específica del emprendedor (...) En el núcleo de esa actividad está la innovación: el esfuerzo de crear un cambio deliberado” .
La creación, la innovación, el resultado obtenido es la solución a algo que tenemos que encontrar. Este proceso de buscar, hallar, construir y verificar la originalidad de lo encontrado es lo que llamamos creatividad.
Etimológicamente, creatividad “es una sustantivo derivado del infinito crear –procede del latin creare- que significa producir algo de la nada...Por ello, el significado de creatividad es facultad de crear, capacidad de creación” (Hernández).
Y, la transitividad del verbo crear connota relación, pasaje, transmisión. No hay creación mientras ésta no trascienda, no se plasme.
Esta transitividad, este paso (de ...hacia) coincide con los planteamientos. Esto coincide con la tesis de Edward De Bono, para quien la creatividad implica necesariamente un cambio de concepto, un cambio de percepción o un cambio en la manera de hacer las cosas:
“La creatividad implica una disposición a desafiar, una disposición a correr riesgos, una disposición a ser provocativo y una disposición a salir de los juicios que son un resumen de la experiencia pasada”.
Sin embargo, nuestras ideas – producto de la creatividad – no nacen de cero sino que, en muchas ocasiones son producto de la asociación de ideas anteriores que ni siquiera sabíamos conscientemente que estaban ahí y que se combinan para generar nuevas ideas.
Así, la creatividad y la generación de ideas se puede definir como la capacidad para encontrar relaciones entre experiencias antes no relacionadas, y que se dan en la forma de nuevos esquemas mentales, como experiencias, ideas o productos nuevos. Aquí aparece el concepto de ruptura, de asociación de dos o más ideas inconexas o incongruentes hasta el momento del relámpago de la creatividad que hace que nazca una nueva idea. El pensamiento creativo rompe uniones naturales y automáticas, sustituyéndolas por otras, generando nuevas; es decir, desafía las estructuras existentes y los sistemas actuales, además de la forma en que estamos preparados para pensar y comprender la realidad.
Sin embargo, la mayoría de nosotros somos muy aptos para perfeccionar algo inventado y casi unos inútiles para crear cosas o ideas nuevas.
Aquí es donde entra en juego la llamada personalidad creativa del individuo.
Algunos estudios han hallado muchas similitudes en los individuos de estudio: personas curiosas (generalmente husmean); con un alto coeficiente intelectual ligado a asociaciones comparativas, almacenan mayor información y la combinan en forma más óptima.
Algunos puntos clave son:
- Mayor facilidad para concentrarse y trasladar problemas o un tema a otro. - Menor represión. Razonamiento liberal no atado a convencionalismos. - Respuestas en forma emocional. - Mayor independencia. - Con una vida inicial dificultosa. - Menor control sobre sus impulsos. - Mayor interés en significados e implicaciones que en hechos concretos.
Y antes de finalizar, me gustaría también apuntar algunos de los miedos y barreras con las que nos encontramos, como individuos, al tratar el tema y desarrollo de nuestra creatividad.
Algunos autores se refieren a tres factores elementales que truncan la creatividad: miedo, vergüenza e inhibición.
Existen diferentes temores a la hora de generar ideas. Por ejemplo a disgustar a alguien, a perder un empleo, a fracasar, a que se le tache de loco o diferente. Y esto lleva al camino fácil; es decir, hacer las cosas como se supone que deben hacerse y no de maneras novedosas.
La vergüenza por otro lado, implica mucho de qué dirán. Es un temor al ridículo: ponerme rojo, pensar en no poder decir o incluso pensar algo. Es un “disfraz” de ideas. MAS INFORMACION: http://www.innovacion.com.es/index.php?option=com_content&task=view&id=68&Itemid=28 Soliciten nuestros cursos de capacitación en INNOVACION & CREATIVIDAD- RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL – LOBBY – BIOCOMBUSTIBLES y asesorías a nivel internacional y están disponibles para OTEC Y OTIC en Chile
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