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Casi todo el mundo está de acuerdo en que innovar es una condición básica para la supervivencia de las organizaciones actuales (para las personas utilizamos el término "reinventarse"). Y digo casi todo el mundo porque surgen voces que claman lo contrario, como propone este artículo "Por qué las empresas necesitan menos innovación" Mas adelante comentaremos alguno de los disparates que se vierten en este texto. Hace algunos años, durante una visita a la casa de mis padres en San Sebastián, mi abuela materna (que falleció hace escasos 7 meses a la edad de 97 años) me hizo un comentario aparentemente inofensivo cuando me vio sentado en la cama tecleando en mi portátil. ¿Qué estás haciendo? Me dijo. Estoy trabajando, amona (abuela en vasco) le contesté. Ah, es que vosotros trabajáis con la cabeza Para mi abuela, el concepto de trabajo estaba directamente relacionado con lo que ella había vivido a lo largo de su vida: trabajar en el campo, donde las jornadas vienen marcadas por lo que impone la meteorología (de sol a sol) y donde la potencia física, y la alimentación correspondiente, tenían una importancia superlativa. Para nosotros el mundo ha cambiado radicalmente. La potencia intelectual ha sustituido a la poten cia física que ha sido derivada hacia la maquinaria y la tecnología. En esta transición, en la que me temo hemos salido perdiendo, nos hemos vuelto prisioneros de un ritmo de vida frenético en el que el tiempo es el tesoro más preciado y donde la presión por usarlo adecuadamente para obtener resultados se está volviendo insoportable. Muchas personas simpatizaron hace breves semanas con el caso de Steven Slater, un asistente de vuelo con más de 30 años de experiencia que tras ser golpeado por un cliente durante una discusión en el avión, no aguantó más, tomó el micrófono, insultó a los pasajeros, se quitó la corbata, se tomó tranquilamente una cerveza, activó el tobogán de emergencia y se deslizó hasta la pista de aterrizaje y desapareci ó. Otro ejemplo alarmante nos lo ofrece el enorme porcentaje de niños que actualmente están sometidos a tratamiento mediante ritalin o medicamentos similares para tratar la hiperactividad.. Algo no estamos haciendo bien porque mi abuela nunca había oído hablar del stress. Mientras que en tiempos de mi abuela, se pagaba a las personas por trabajar, hoy hemos complejizado la ecuación y el salario no sólo incluye trabajo y resultados sino que además les exigimos varias componentes más:
¿Por qué innovar? La historia nos demuestra cada día que no puedes seguir haciendo siempre lo mismo. Nos guste o no, eso es irrelevante, en un mundo global tienes que ser competitivo y básicamente, o tratas de competir por costos (donde cada día es más difícil luchar, por ejemplo, contra China) o compites por diferenciación lo que nos conduce a la imperiosa necesidad de innovar. Si pretendemos que cualquier profesional y cualquier ciudadano sea un innovador, hay preguntas que tenemos que ayudarles a responder: 1. ¿Qué es Innovar? Innovar consiste básicamente en hacer cosas que no se han hecho antes. Sin entrar en detalles sobre cuándo una innovación es disruptiva o es evolutiva, esa definición significa que innovar requiere APRENDER a hacer las cosas que antes no eras capaz de hacer. La innovación es un intangible que se distingue por lo siguiente:
2. ¿Cómo se Innova? A comienzos del 2007, planteé el tema en un artículo inspirado por mi hijo mayor titulado "El árbol de patatas fritas" y hace unos meses, mi jefe me compartía esta historia que incluyo a continuación. "Hace 6 años fui invitado a una universidad para hablar de innovación. Recuerdo la fecha con exactitud: uno de mis hijos pequeños tenía meses y, en consecuencia, lloraba con cierta frecuencia. El proceso que seguía a su llanto me maravillaba. Su madre, lo miraba y escuchaba atentamente y luego sentenciaba: "tiene hambre o tiene frío o tiene sueño algo raro le pasa". Luego procedía en consecuencia: le daba leche, lo mudaba, lo hacía dormir o llamaba al médico. Yo pensaba e n los pobres niños cuyas mamás, ya sea por la inexperiencia o por la falta de habilidad, no eran capaces de determinar la causa del llanto. Me imaginaba cómo se sentirían siendo mudados cuando tenían hambre, intentando dormirse cuando estaban mojados y molestos, o recibiendo leche cuando tenían sueño. Pensé en lo útil que sería tener un "detector de causa de llanto", la tranquilidad que a los padres le proporcionaría el uso de este instrumento, "el negocio" que significaría desarrollarlo y la felicidad de los niños por el bienestar obtenido. Yo podía identificar la necesidad del instrumento, mas no sabía cómo hacerlo. Empecé a determinar las características del "equipo" que debía reclutar para desarrollar el invento. No alcancé a avanzar demasiado . Lamentablemente era tarde; ya estaba a la venta en "el Corte Inglés" (multitienda española). Tenía un costo de 99 euros y demoraba 5 segundos en indicar el motivo del llanto. Lo había desarrollado un ingeniero electrónico alemán cuya esposa no acertaba en el motivo del llanto de su hijito. Consistía en un analizador de ondas. La frecuencia del llanto de un bebé es diferente según lo que le ocurre y, seguramente es eso lo que percibe una madre cuando determina por qué llora. Lo que permitió al ingeniero desarrollar este "innovador" instrumento tiene que ver con un problema que lo afectaba, con la visualización de una necesidad transversal, con la conceptualización de la solución y con el conocimiento que permite su construcción."
Para innovar es preciso que exista un entorno favorable a la innovación. La abrumadora mayoría de empresas e instituciones que conocemos no están diseñadas ni incentivan que esos 4 elementos puedan florecer. Las grandes empresas no suelen ofrecer las mejores condiciones para que puedas elegir trabajar en los problemas que más te importan y fracasar intentando resolverlos. Las escuelas de negocios no te preparan para hacerte preguntas descabelladas ni formular hipótesis absurdas. El desafortunado artículo que mencionaba al inicio ofrece un diagnóstico bastante acertado: Un elevado porcentaje de empleados considera la innovación como una hipocresía ya que perciben que a los líderes no les interesa necesariamente que su gente proponga nuevas ideas sino más bien que hagan lo que se les pide de la forma más entusiasta posible. Sin embargo, la solución que propone es tóxica en el sentido de que refleja precisamente la base del problema que impide desarrollar empresas más innovadoras: sólo un grupo reducido y escogido deben ser innovadores. No es ninguna sorpresa que los defensores del status quo se resistan a perder sus privilegios. Tradicionalmente consideramos que las monedas cuentan con 2 caras pero se nos olvida que tienen una tercera cara: el canto, que de hecho es la que permite que una moneda ruede. Para saber de innovación necesitas ser experto en aprendizaje y en gestión del conocimiento porque de otra forma no puedes entender cómo se innova. Los 3 elementos están interrelacionados entre sí. Para innovar debes entender primero qué es el conocimiento y cómo se aprende. El próximo artículo abordará de nuevo el polémico mundo de la educación. Como parte del mismo, os propongo responder una pregunta muy simple respecto de qué 3 cosas os gustaría que vuestro hijo/a realmente sepa/domine cuando termine el colegio. Podéis contestar la pregunta siguiendo este link http://www.surveymonkey.com/s/YSZFFLM |
Saludos,
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