Innovaciones en tecnología médica surgen de programa universitario
Pero la meta principal del programa es producir inventores
Por Andrzej Zwaniecki
Redactor
San Francisco - El cardiólogo Uday Kumar era un participante en el programa de diseño de productos de tecnología biomédica cuando decidió que era un buen momento en su vida para abrir una empresa.
Kumar tenía una idea para un aparato médico. Era un concepto en bruto, ni siquiera había llegado a la fase de prototipo, pero empezó IRhythm Technologies para desarrollar y colocar en el mercado un aparato de vigilancia del ritmo cardiaco.
IRhythm Technologies es una de las varias firmas de aparatos médicos que iniciadas por alumnos graduados del programa de innovación de biodiseño de la Universidad de Stanford, que enseña como inventar, utilizar y colocar en el mercado nuevas tecnologías médicas. Entre los productos innovadores que el programa ha facilitado se incluye un catéter de visión que se utiliza en procedimientos coronarios, un aparato mínimamente invasor para extraer médula de los huesos y una capa protectora especial para el corazón que impide la dilatación durante las operaciones cardiacas.
Sin embargo el programa que ya tiene siete años de existencia está dirigido a producir inventores, personas como Kumar, más que invenciones, indicó Christine Kurihara, gerente del programa. El objetivo es la capacitación de los alumnos, los participantes y los profesores con un enfoque sistemático para resolver los problemas médicos y desarrollar tecnologías que apliquen soluciones a la práctica médica.
Kurihara dijo a America.gov que el programa busca personas que han demostrado "una tendencia a la innovación" pero no tienen ideas específicas para aparatos médicos.
"Deseamos que partan desde cero", dijo, porque el principal concepto del programa es enseñar el proceso en su totalidad: desde la identificación de la necesidad de un nuevo aparato hasta su diseño, patente y puesta en el mercado, más que el llevar ideas preconcebidas a la práctica
"Cuando estos graduados del programa avancen en sus carreras repetirán el proceso una y otra vez", dijo Kurihara.
Ocho de los casi 90 solicitantes son seleccionados cada año para el riguroso programa de 10 meses de duración y 60 estudiantes de segundo ciclo universitario son seleccionados para un programa de un mes de duración. El programa trata de reunir a personas de distintos entornos y antecedentes para que haya equipos multidisciplinarios. La mayoría tienen licenciaturas o doctorados en medicina, ingeniería o ciencias empresariales.
Para Kumar, trabajar con compañeros de distintas disciplinas le abrió los ojos.
"Pude utilizar lo que sabía y hacerlo funcionar de distinta forma de lo que lo habría hecho si hubiera estado solo", dijo.
Los estudiantes del programa pasaron los primeros meses en clínicas, intentando identificar necesidades médicas y redujeron alrededor de 300 ideas hasta sólo unas pocas. Utilizaron las ideas descartadas por los participantes más experimentados e impulsaron el proceso de desarrollo de las mismas.
Se anticipa que los participantes del programa tratarán de patentar las ideas que desarrollan, según Kurihara, pero como pueden graduarse sin lograr una patente, en algunos años se consiguen tres o cuatro patentes, en otros sólo una o dos.
Aquellos que desean probar el potencial comercial de sus patentes tienen acceso a la industria de capital de riesgo que se concentra en los alrededores del Valle del Silicio de California. Tienen numerosas oportunidades de reunirse con representantes de más de 30 fondos de este tipo, todos ellos asociados al programa.
Kumar dijo que el programa le enseñó la manera de hablar con representantes de capital de riesgo y cuáles destrezas necesitaba para convertir una idea en una empresa.
Cuando sus compañeros de equipo decidieron dedicarse a otras carreras tras egresar del programa, dijo, él decidió arriesgarse. Abrió una empresa él solo, pero reclutó a un ejecutivo en jefe con experiencia y pronto logró obtener fondos de capital de riesgo.
Los egresados del programa han abierto varias compañías que han llamado la atención de otras universidades estadounidenses. La Universidad de Minnesota y la Universidad de Duke en Carolina del Norte establecieron sus propios programas según el modelo del programa de Stanford.
La Universidad de Stanford no quiere quedarse ahí. Está trabajando para ayudar a otros países a emular su enfoque en la enseñanza de la innovación. Ha iniciado un programa a pequeña escala para estudiantes de una universidad técnica de Monterrey, México, y ha formado una alianza con el gobierno de la India para estimular soluciones tecnológicas innovadoras y de costos efectivos para los problemas médicos de ese país.
Para más información sobre el Programa de biodiseño de Stanford ( http://innovation.stanford.edu/bdn/index.jsp ), véase su sitio web.
(El Servicio Noticioso desde Washington es un producto de la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos. Sitio en la Web: http://www.america.gov/es )
Pero la meta principal del programa es producir inventores
Por Andrzej Zwaniecki
Redactor
San Francisco - El cardiólogo Uday Kumar era un participante en el programa de diseño de productos de tecnología biomédica cuando decidió que era un buen momento en su vida para abrir una empresa.
Kumar tenía una idea para un aparato médico. Era un concepto en bruto, ni siquiera había llegado a la fase de prototipo, pero empezó IRhythm Technologies para desarrollar y colocar en el mercado un aparato de vigilancia del ritmo cardiaco.
IRhythm Technologies es una de las varias firmas de aparatos médicos que iniciadas por alumnos graduados del programa de innovación de biodiseño de la Universidad de Stanford, que enseña como inventar, utilizar y colocar en el mercado nuevas tecnologías médicas. Entre los productos innovadores que el programa ha facilitado se incluye un catéter de visión que se utiliza en procedimientos coronarios, un aparato mínimamente invasor para extraer médula de los huesos y una capa protectora especial para el corazón que impide la dilatación durante las operaciones cardiacas.
Sin embargo el programa que ya tiene siete años de existencia está dirigido a producir inventores, personas como Kumar, más que invenciones, indicó Christine Kurihara, gerente del programa. El objetivo es la capacitación de los alumnos, los participantes y los profesores con un enfoque sistemático para resolver los problemas médicos y desarrollar tecnologías que apliquen soluciones a la práctica médica.
Kurihara dijo a America.gov que el programa busca personas que han demostrado "una tendencia a la innovación" pero no tienen ideas específicas para aparatos médicos.
"Deseamos que partan desde cero", dijo, porque el principal concepto del programa es enseñar el proceso en su totalidad: desde la identificación de la necesidad de un nuevo aparato hasta su diseño, patente y puesta en el mercado, más que el llevar ideas preconcebidas a la práctica
"Cuando estos graduados del programa avancen en sus carreras repetirán el proceso una y otra vez", dijo Kurihara.
Ocho de los casi 90 solicitantes son seleccionados cada año para el riguroso programa de 10 meses de duración y 60 estudiantes de segundo ciclo universitario son seleccionados para un programa de un mes de duración. El programa trata de reunir a personas de distintos entornos y antecedentes para que haya equipos multidisciplinarios. La mayoría tienen licenciaturas o doctorados en medicina, ingeniería o ciencias empresariales.
Para Kumar, trabajar con compañeros de distintas disciplinas le abrió los ojos.
"Pude utilizar lo que sabía y hacerlo funcionar de distinta forma de lo que lo habría hecho si hubiera estado solo", dijo.
Los estudiantes del programa pasaron los primeros meses en clínicas, intentando identificar necesidades médicas y redujeron alrededor de 300 ideas hasta sólo unas pocas. Utilizaron las ideas descartadas por los participantes más experimentados e impulsaron el proceso de desarrollo de las mismas.
Se anticipa que los participantes del programa tratarán de patentar las ideas que desarrollan, según Kurihara, pero como pueden graduarse sin lograr una patente, en algunos años se consiguen tres o cuatro patentes, en otros sólo una o dos.
Aquellos que desean probar el potencial comercial de sus patentes tienen acceso a la industria de capital de riesgo que se concentra en los alrededores del Valle del Silicio de California. Tienen numerosas oportunidades de reunirse con representantes de más de 30 fondos de este tipo, todos ellos asociados al programa.
Kumar dijo que el programa le enseñó la manera de hablar con representantes de capital de riesgo y cuáles destrezas necesitaba para convertir una idea en una empresa.
Cuando sus compañeros de equipo decidieron dedicarse a otras carreras tras egresar del programa, dijo, él decidió arriesgarse. Abrió una empresa él solo, pero reclutó a un ejecutivo en jefe con experiencia y pronto logró obtener fondos de capital de riesgo.
Los egresados del programa han abierto varias compañías que han llamado la atención de otras universidades estadounidenses. La Universidad de Minnesota y la Universidad de Duke en Carolina del Norte establecieron sus propios programas según el modelo del programa de Stanford.
La Universidad de Stanford no quiere quedarse ahí. Está trabajando para ayudar a otros países a emular su enfoque en la enseñanza de la innovación. Ha iniciado un programa a pequeña escala para estudiantes de una universidad técnica de Monterrey, México, y ha formado una alianza con el gobierno de la India para estimular soluciones tecnológicas innovadoras y de costos efectivos para los problemas médicos de ese país.
Para más información sobre el Programa de biodiseño de Stanford ( http://innovation.stanford.edu/bdn/index.jsp ), véase su sitio web.
(El Servicio Noticioso desde Washington es un producto de la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos. Sitio en la Web: http://www.america.gov/es )
CONSULTEN, OPINEN , ESCRIBAN LIBREMENTE
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
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