Pese a sus claras ventajas, no muchas son las empresas realmente preparadas o dispuestas a implementar políticas que fomenten y gestionen la innovación. La razón: el desconocimiento generalizado que existe de aquellos instrumentos que permitirían impulsar cambios disruptivos y radicales que causen un verdadero impacto dentro y fuera de la organización.
Por Alejandra Clavería/ Ilustración: Julio del Río.
La competitividad puede definirse como aquella capacidad que tiene una empresa u organización de entregar a sus clientes una propuesta de valor diferenciada. Esta propuesta de valor puede ser un nuevo producto o servicio, o bien una mejora en los procesos, que permita a las compañías ser más eficientes y productivas frente a su competencia.
Generalmente, el desarrollo de estas iniciativas se asocia a la innovación, herramienta clave para impulsar no solo el crecimiento y consolidación de empresas en el mercado, sino también su proyección y sustentabilidad en el tiempo.
Pese a sus claras ventajas, no muchas son las compañías realmente preparadas o dispuestas a implementar políticas que fomenten y gestionen la innovación y, de paso, incrementen su competitividad. La razón: el desconocimiento generalizado que existe de aquellos instrumentos que permitirían impulsar cambios disruptivos y radicales que causen un verdadero impacto dentro y fuera de la organización.
En el caso de las pequeñas y medianas empresas (pymes), el problema se acrecienta, pues si bien este nicho tiene la posibilidad de competir dinámicamente y ajustarse rápido a las contingencias del mercado, debido a que tienen menos trabas que las grandes empresas a la hora de implementar cambios, "su estructura organizacional es débil, por lo que muchas veces los roles se mezclan, no existen funciones definidas y tampoco objetivos claros ni compartidos entre los trabajadores", afirma Pedro Orueta, director ejecutivo del programa Compite +1000 de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI).
La escasez de conocimientos a nivel de gestión empresarial es otra de las causas de la incapacidad que tienen las pymes para innovar. A juicio de Orueta, los dueños de estas empresas poseen una gran riqueza técnica acerca de los productos y/o servicios que ofrecen, pero dejan de lado aspectos humanos, financieros, administrativos y comerciales.
"Normalmente, estas empresas son formadas y lideradas por expertos en el core del negocio y tienen un compromiso total con el desarrollo de ventajas competitivas que generen una alta satisfacción de sus clientes. Además, al ser más pequeñas, son capaces de adaptarse muy rápido a los cambios del mercado, lo que las desafía a innovar y abrir nuevas líneas de negocios", dice Orueta. No obstante, añade el experto, este segmento "parte con un crecimiento bastante fuerte, pero llegado un punto, este se estanca y se sumerge en un contexto sumamente demandante de tareas que le impiden visualizar las acciones que permiten proyectar ese crecimiento".
Para Daniel Sanhueza, gerente comercial del Club de Innovación, esa falta de conocimiento, manejo y/o profundización de las habilidades de gestión en las pymes como presupuesto, caja, inventario, entre otros, "limita la capacidad de este nicho de pensar en innovar o de buscar nuevos y mejores horizontes", dice.
Debilidades
Otra de las razones de por qué este segmento no innova y, por ende, no incrementa su competitividad, es el hecho de que por lo general las pymes son empresas familiares, lo que acarrea una serie de problemas relacionados con los afectos de la propia familia, así como fuertes liderazgos inhabilitantes, comenta Orueta de Compite +1000. "Los gerentes o dueños de las pymes son personas con un carácter fuerte y formado, les gusta que las cosas se hagan a su manera, con lo que no permiten que otros, que tienen capacidad, indiquen ciertos lineamientos que puedan ser útiles a lo largo de las diferentes etapas involucradas en el crecimiento de la empresa", asegura.
A esto se suma un desconocimiento del sistema financiero; lo que, por un lado, genera temor al endeudamiento y, por otro, causa una vaga división entre los recursos personales y los de la empresa.
"En este sentido, es frecuente llegar a ver cómo los dueños se endeudan para inyectar capital a la pyme", dice Orueta. Asimismo, las pymes no estarían al tanto de la rentabilidad que tienen por línea de negocio, por lo que no existiría un análisis entre cada una de esas líneas a nivel de rentabilidad.
"Esto se traduce en que ciertas líneas dan números positivos, pero otras, negativos (existe una especie de subvención de una línea a otra). Y la empresa no puede notar esto por falta de métricas que permitan evaluarlas independientemente", detalla el especialista de Compite +1000.
Un área comercial débil, con pymes ocupadas en la operación del negocio, que subestiman y pierden de vista factores como la comunicación, el marketing o, incluso, las ventas, y una mala comunicación interna, que genera roces y dificultades que terminarían por afectar el buen funcionamiento de la empresa, se suman a la lista de carencias que impedirían a este nicho ser más competitivo.
Para revertir estas carencias, dice Iván Gezan, director de proyectos de Innspiral, es necesario, entre otros aspectos, contar con una metodología para entender a las personas en su contexto, no a clientes ni consumidores."Atendemos a personas con problemas, dolores, alegrías, y que, además, pueden o no comprarnos. Algunas herramientas específicas: la mosca (estar estático en un lugar observando), la sombra (seguir a la persona escogida), el camino (vivir la experiencia como usuario)", detalla.
También resulta fundamental la técnica del brainstorming, a fin de promover diversas ideas de forma estructurada y desestructurada, y prototipear, es decir, "fallar pronto y barato, y aprender del proceso, salir a la calle, simular la existencia del producto y venderlo; y en función de esto ir decidiendo si se seguirá invirtiendo", sostiene el especialista.
Competitividad dinámica
Dada la creciente velocidad y complejidad de los mercados, Gezan asegura que impulsar iniciativas para aumentar la competitividad a secas, hoy no es suficiente para las pymes. Por ello, resulta clave hablar de competitividad dinámica, es decir, "de la capacidad de ser competitivo en forma sostenida y eso implica ajustar la propuesta de valor en cada momento".
Según el especialista, en la discusión de competitividad, las herramientas se muestran en la dirección correcta. No obstante, en la línea de la competitividad dinámica, requieren de mayor fuerza para transformar y convencer a este nicho de la gran oportunidad que tienen al innovar. Es decir, "de generar la capacidad para ajustarse día a día muy precisamente a las necesidades de las personas o de las empresas, para ofrecer productos y servicios por los que están dispuestos a pagar", indica.
Para el experto, en general las grandes corporaciones tienen una gran espalda. Las pymes, en cambio, cuentan con una gran cintura y, por lo tanto, la "competitividad dinámica a través de la innovación debe ser inherente a su quehacer diario; y en esto aún falta desarrollar herramientas".
Apoyo
Según Sanhueza, del Club de Innovación, si bien siempre ha existido una base de emprendedores en nuestro país que crean y desarrollan negocios propios, solo en el último tiempo (tres a cinco años) se ha comenzado a dar relevancia a la innovación y a valorar seria y socialmente la capacidad de construir empresas.
"Esto nos ha llevado a desarrollar nuevas herramientas y normativas, como por ejemplo, la creación de empresas en un día. El tema es que aún falta complejizar la capacidad de visión del pequeño y mediano empresario. En otras palabras, pensar un poco más en grande, pensar en Latinoamérica y no solo en Chile", expresa.
A juicio de Gezan, la creación de empresas en un día ha sido una iniciativa clave en esta materia al convertirse en"una herramienta que esencialmente protege a los emprendedores que muchas veces hacían contratos como personas naturales, y, por otro lado, les permite formalizarse".
El especialista destaca además otras iniciativas que están apoyando el desarrollo de pymes más innovadoras. Con todas estas herramientas, Sanhueza explica que el gran desafío de las pymes es cómo ahora, de manera cada vez más profunda, pueden ir integrando la innovación en su quehacer diario. "Hoy en día, Chile se está acercando a tener la capacidad de que una pyme escale rápidamente de forma global, incluso como proveedor de grandes compañías que ya se han posicionado en nuestro país y Latinoamérica. Pero para eso hay solo una fórmula, y es a través de la innovación", sostiene.
Orueta, por su parte, señala que aquellas compañías que crecen, se desarrollan y mejoran su gestión, "pasan de mejor forma los malos momentos y, además, toman herramientas modernas y avanzadas para crecer y mejorar su gestión".
Finalmente, Gezan, de Insspiral, enfatiza en que las empresas que no entiendan la necesidad de trabajar de esta forma, "en el mejor caso se mantendrán como pymes o se transformarán en microempresas. En el peor, desaparecerán".
El respaldo a las startups
La capacidad de desarrollo rápido (programación) y de medición de resultados en su página web para calcular, entre otros aspectos, tracción o retorno, son las herramientas fundamentales que las pymes digitales, también llamadas startups por su capacidad de crecimiento explosivo, demandan para expandirse en el escenario actual.
De acuerdo a Tadashi Takaoka, gerente de Magical Startup, este segmento "necesita agilizar su velocidad de cambio y medir si sus esfuerzos dan resultado. Si no lo hacen, probablemente terminen quemando todo su capital sin obtener retornos financieros".
El organismo apoya a este segmento en tres temas clave, que además serían los puntos débiles de los startups en Chile: Smart Money, que apunta a utilizar el dinero de la forma más eficiente posible; Red de Expertos, para tomar las mejores decisiones en los temas que no son propios del negocio, y Conexión con Grandes Compañías, para acelerar el...