Jóvenes indígenas de América Latina reciben formación
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Por Sharon Carper
Redactora
Washington - ¿De qué forma ayuda a los jóvenes indígenas el recibir una educación fuera de sus comunidades para que sean líderes de sus pueblos, conserven su patrimonio cultural o se adapten a vivir en sus poblados?
Si es cierto que "criar a un niño es trabajo de todo un pueblo", entonces ¿qué ocurre cuando el muchacho o la muchacha abandona el pueblo y regresa formado para ayudar a su comunidad? ¿Cuán fácil es para un estudiante convertirse en un miembro que contribuye a su sociedad? Paul Silva de la Universidad de Georgetown y José Barreiro del Museo Nacional del Indígena Americano respondieron a estas preguntas para America.gov.
Silva es uno de los principales miembros del Centro para Educación y Desarrollo Interculturales de la Universidad de Georgetown (CIED) y es el director de proyectos para el Programa de Becas de Educación y Desarrollo Económico (SEED). Tiene experiencia en el diseño y administración de actividades de desarrollo de proyectos internacionales y programas educativos para jóvenes indígenas de zonas rurales del Caribe, América Central y América del Sur.
La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) concedió recientemente a Georgetown un acuerdo de cinco años de duración para administrar el programa SEED en el Caribe y en América Central. Silva dijo a America.gov que
las becas "crean capacidad humana en las comunidades rurales".
Silva busca comunidades aisladas en las que haya jóvenes indígenas, y crea una relación con los ancianos y los jóvenes de la comunidad para que los jóvenes puedan recibir becas, se eduquen fuera de sus países y regresen a ayudar a sus familias y a ser líderes en sus comunidades. "La comunidad se compromete", dijo Silva.
Los estudiantes regresan con experiencia en liderazgo, servicio voluntario, destrezas técnicas e inglés. El programa SEED ayuda a los estudiantes a encontrar sus primeros empleos y la mayoría gana suficiente dinero como para ayudar a sus familias y continuar su formación.
Cuando estos tipos de programas comenzaron hace más de 20 años, explicó Silva, había dudas y las comunidades y los líderes se resistían. Existía miedo de que los jóvenes fueran a regresar cambiados, incapaces de volverse a adaptarse a sus culturas y a sus pueblos.
Sin embargo, Silva dijo que cuando los estudiantes regresaban a sus comunidades indígenas tras dos años (en escuelas en las principales ciudades de América Latina y Estados Unidos), tenían confianza en las destrezas que habían aprendido. Los estudios y las experiencias que comparten con otros jóvenes de América Latina en el programa SEED les proporcionan ánimo para ayudar a sus comunidades.
Silva describió que los estudiantes que regresan están "llenos de entusiasmo e ideas de liderazgo", y que desean participar con sus amigos y sus familias en la mejora de sus comunidades, obras voluntarias y proyectos de servicio. En Argentina, dijo Silva, los encargados estaban tan satisfechos con los primeros 20 alumnos que enviaron a un programa SEED que el gobierno financió a cinco estudiantes más.
Las mujeres indígenas que estudian, dijo Silva a America.gov, son sus participantes favoritos en los programas. "Pueden hacer muchas cosas a la vez", comentó. Más de la mitad de los estudiantes que en la actualidad han obtenido becas son mujeres. Silva citó historias de éxito entre las mujeres que han estudiado y regresado a sus comunidades para iniciar empresas y ayudar a otros.
El programa SEED, indicó Silva, ha "funcionado durante mucho tiempo en varios países que ahora sus comunidades lo conocen y confían en mí, y estamos observando gran desarrollo".
Una prometedora estudiante becada de Haití, Marie Laurette St. Fleur, recibió fondos para estudiar en Estados Unidos y prepararse para ser maestra. Más de diez años después ha enseñado a más de 380 directores de escuelas y 2.500 maestros en el sur y el este de Haití. Anima a los docentes, así como a las familias, a comprometerse con el objetivo de la participación de los padres en la educación de los niños.
CRECIMIENTO DE COMUNIDADES INDÍGENAS POR MEDIO DEL LIDERAZGO
Nacido en Cuba, de origen taíno, y ahora director adjunto de investigación en el Museo Nacional del Indígena Americano, José Barreiro ha viajado y trabajado ampliamente para investigar a los pueblos indígenas de América Latina y el Caribe. Mientras fue profesor de Estudios sobre los Indígenas Americanos en la Universidad de Cornell participó activamente en la educación de jóvenes indígenas de América del Norte y América Latina y en su consiguiente reingreso a sus comunidades.
"Hoy en día las comunidades tienen fortaleza e ímpetu para preservar sus identidades por medio de la familia, las prácticas medicinales y las tradiciones tribales", dijo Barreiro. Comentó además que en los grupos indígenas "hay una necesidad de liderazgo para crear una conciencia" de la conservación y la protección de prácticas y patrimonio culturales. "Tienen que crear esa conciencia a un nivel más profundo, y entonces existirá la posibilidad de mantener sus tradiciones, entonces existirá la supervivencia".
El Museo Nacional del Indígena Americano de la Institución Smithsoniana ayudó en fechas recientes a inaugurar el primer museo indígena comunitario en Perú, en la ciudad de Pisac en el Valle sagrado de Cusco. Fue un proceso de cinco años de duración que culminó en un museo que gestiona la comunidad misma.
El museo vende artesanías indígenas y así elimina a intermediarios e incrementa los ingresos para los artesanos de la comunidad. "El proyecto es una fuente de orgullo en la comunidad y un ejemplo de liderazgo de los pueblos indígenas en la zona", afirmó Barreiro.
Barreiro considera que los grupos indígenas en América Latina están superando los viejos prejuicios. "Las viejas creencias tenían el enfoque de que el niño era un ente vacío que debía llenarse con las 'ideas correctas' entre las que no estaba la identidad tribal", indicó Barreiro. Durante el tiempo que Barreiro fue profesor en la Universidad de Cornell, fue testigo de numerosos ejemplos de estudiantes que recibían formación y regresaban a sus comunidades indígenas a contribuir a su patrimonio. Barreiro habló del "programa círculo completo" en el que la universidad trabajó con comunidades indígenas para que los que terminaban sus estudios regresaran y "devolvieran algo a la comunidad".
Barreiro mencionó el caso de un estudiante indígena estadounidense de doctorado en veterinaria que regresó a sus tierras tribales para trabajar con su comunidad en lugar de aceptar un empleo con un alto salario en el sector comercial.
"Tomo la decisión consciente de regresar a su pueblo", dijo Barreiro, de ayudar a los líderes tribales en la conservación de las tierras locales en las que el ambiente ha sido devastado por la minería. Barreiro observa que los problemas de los jóvenes indígenas que provienen de familias tradicionales cuando emprenden su formación hoy día es que "se desvían hacia la occidentalización".
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La actitud de la persona y la actitud de la comunidad hacia esa persona conformarán el futuro de esa sociedad", comentó Barreiro.
"Hace falta liderazgo. No es insuperable. Las comunidades indígenas tienen que beneficiarse de la interacción con la sociedad en general al tiempo que mantienen su identidad cultural, y los jóvenes indígenas con educación desempeñan un papel importante para el desarrollo del futuro de sus pueblos".
(El Servicio Noticioso desde Washington es un producto de la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos. Sitio en la Web:
http://www.america.gov/esp )
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