Biofertilizantes, tesoro desconocido |
La agricultura es fuente de vida y se mantiene en permanente evolución. Una de las búsquedas se encamina a la utilización de biofertilizantes que no agoten la tierra ni contaminen. La Red Biofag la forman cincuenta y tres grupos de investigadores pertenecientes a once países que trabajan en esa línea. La mayoría de los agricultores españoles desconocen en qué consisten los biofertilizantes, y que su uso es más barato, más eficiente y no contaminante. Sin embargo es la opción que usan en los países en desarrollo, y que le está dando excelentes resultados. En nuestro país el CSIC investiga esta rama en la Estación Experimental del Zaidín. Sus trabajos se desarrollan dentro de la Red Biofag, de la que forman parte diversos países de Latinoamérica, y se basan en la simbiosis entre bacterias y plantas. En España son liderados por el científico Juan Sanjuán Pinilla. -¿Puede explicar brevemente en qué consiste esa simbiosis entre bacterias y leguminosas, en la que se basa todo el proyecto? -Existen muchos microorganismos beneficiosos que se asocian con las plantas, la mayoría de ellos sobre la raíz o en su zona de influencia directa, la llamada rizosfera. Esta asociación puede tener distintos grados de intimidad. En el caso de las leguminosas, durante la interacción con ciertas bacterias denominadas rizobios, generan los llamados nódulos radicales, en donde es alojada la bacteria para que lleve a cabo la fijación del nitrógeno atmosférico. Esta capacidad no existe en organismos superiores como animales o plantas, y permite convertir el nitrógeno molecular del aire en formas susceptibles de incorporarse a los seres vivos, como el amonio. De esta forma, la planta puede suplir sus necesidades nitrogenadas con independencia del nitrógeno combinado que exista en el suelo. Recordemos que el nitrógeno es, después del agua, el principal nutriente que limita el crecimiento de las plantas, pues no es muy abundante en el suelo. Y aunque el mayor componente del aire atmosférico es el nitrógeno molecular (78%), esta forma es muy inerte e inasequible para organismos superiores. Gracias a esta capacidad de fijar nitrógeno en simbiosis con los rizobios, las leguminosas suelen ser plantas pioneras en ambientes donde la mayoría de especies no pueden sobrevivir. "Los microorganismos del suelo son nuestro principal recurso natural vivo para lograr una agricultura sostenible, que mantenga altas productividades con el mínimo impacto ambiental"-Estos microorganismos son en realidad biofertilizantes, ¿qué beneficios tienen con respecto a los fertilizantes químicos? -Desde el punto de vista del agricultor y del medio ambiente, beneficios todos. Por término medio, el coste de un biofertilizante es diez veces inferior al de un agroquímico, se maneja en volúmenes sensiblemente inferiores, y su aplicación también es significativamente menos costosa. Para el agricultor, por tanto, significa menores gastos de producción. Desde una perspectiva conservacionista del medio ambiente y la salud, recordemos que la fabricación de fertilizantes químicos consume importantes cantidades de energía (petróleo y gas), ocupan grandes volúmenes por lo que su transporte también es energéticamente costoso, y además son de eficacia limitada: buena parte de lo aplicado a los cultivos suele perderse por lixiviación o drenaje del suelo, contaminando así acuíferos, ríos y océanos, o bien por volatilización hacia la atmósfera, contribuyendo en muchos casos al efecto invernadero. Por ejemplo, sólo el 50% del nitrato que se aplica a un cultivo es aprovechado por éste, el otro 50% es fuente de contaminación del subsuelo o se convierte en óxidos de nitrógeno, gases de que contribuyen notablemente al efecto invernadero. Por el contrario, la producción de biofertilizantes consume sensiblemente menos energía y no tiene contraindicaciones desde el punto de vista ambiental. Desde un punto de vista social y político, los biofertilizantes pueden además contribuir a la equidad mundial. Su producción es relativamente barata y teóricamente es posible -e incluso deseable- producirlos en cualquier país del mundo. Esto se contrapone a los agroquímicos, que al ser costosos sólo son fácilmente asequibles en países ricos, donde se aplican de forma masiva -y abusiva en muchos casos-, y sólo pueden producirse en regiones que poseen los recursos necesarios, lo que a veces puede utilizarse como arma política. "Por término medio, el coste de un biofertilizante es diez veces inferior al de un agroquímico, se maneja en volúmenes sensiblemente inferiores, y su aplicación también es significativamente menos costosa. Para el agricultor, por tanto, significa menores gastos de producción"-Esto se conoce y comercializa desde finales del siglo XIX, ¿cómo desea su equipo evolucionar los biofertilizantes? -Los primeros inoculantes comerciales fueron específicamente dirigidos al cultivo de soja en EEUU, a fines del siglo XIX. Posiblemente esos primeros inoculantes serían inútiles hoy, además de que su uso estaría prohibido. El conocimiento de los microorganismos del suelo ha aumentado de forma muy considerable, especialmente en los últimos 30 años. Aún así, queda mucho por conocer y sobre todo por desarrollar. Los inoculantes son productos en constante evolución en varias direcciones: diversificación, optimización, calidad. Pero para que esa evolución sea posible, hay una actividad clave que debe ponerse en valor: la difusión, dar a conocer tanto sus posibilidades como sus limitaciones. La mayor parte de la sociedad y sobre todo los usuarios principales, los agricultores, desconocen el potencial de la biofertilización. -¿Estos microorganismos que emplean son naturales o modificados genéticamente? -En todos los casos se trata de microorganismos que existen de forma natural en el suelo. Aunque existe posibilidad de modificación genética para mejorar capacidades concretas, por el momento las normativas y el mercado no contemplan el uso de microorganismos genéticamente modificados. "Los biofertilizantes pueden además contribuir a la equidad mundial. Su producción es relativamente barata y teóricamente es posible (e incluso deseable) producirlos en cualquier país del mundo. Esto se contrapone a los agroquímicos, que al ser costosos sólo son fácilmente asequibles en países ricos"-¿De qué modo pueden controlar microorganismos que no pertenecen naturalmente al lugar en el que se han introducido? -Se han realizado estudios y las conclusiones indican que el microorganismo se integrará en ese determinado ambiente sin afectar de forma significativa a las poblaciones microbianas nativas ni al equilibrio biológico previamente existente. Al tratarse además de microorganismos no patogénicos, se descarta cualquier efecto no deseado sobre plantas o animales. Por supuesto todo inoculante debe demostrar que carece de efectos para la salud humana antes de obtener el necesario permiso para su comercialización. -Si todo son beneficios, ¿por qué no los emplean los agricultores españoles, sino que su estudio es para Iberoamérica? -Aunque los biofertilizantes no son la panacea, ni seguramente puedan sustituir totalmente a los agroquímicos, sí que pueden reducir sensiblemente el uso de éstos. Mientras que las normativas no exijan de una forma definitiva reducir cuantitativamente la aplicación de ciertos agroquímicos en la agricultura, o mientras que su elevado precio pueda ser asumido por los agricultores, en España y en Europa se seguirán utilizando. Es por ello que la investigación y desarrollo de biofertilizantes en nuestro entorno no es considerada como prioridad por las autoridades, además que los mercados de insumos agrícolas están controlados por las empresas agroquímicas. El agricultor en general desconoce las posibilidades de la biofertilización. Al igual que muchos otros países, en España se ha preferido seguir el camino de los altos rendimientos de cosecha a costa de nuestra salud y la de nuestro medio ambiente. En otras regiones del mundo, económicamente más desfavorecidas y en donde el uso de agroquímicos está restringido por su alto coste, están haciendo virtud de la necesidad. Iberoamérica es una de esas regiones donde cada día más se aplican biofertilizantes que permiten obtener altas productividades sin tener que aplicar fertilizantes químicos. La soja sudamericana es biofertilizada con bacterias. De esta forma, estos países ahorran miles de millones de dólares cada año, lo cual redunda en la competitividad de su soja a nivel internacional. Esto, unido además al consiguiente beneficio ambiental que supone el dejar de aplicar millones de toneladas de fertilizantes nitrogenados cada año. "El agricultor en general desconoce las posibilidades de la biofertilización. Al igual que muchos otros países, en España se ha preferido seguir el camino de los altos rendimientos de cosecha a costa de nuestra salud y la de nuestro medio ambiente"-¿Puede producirlos un agricultor, o sigue dependiendo de que una empresa los elabore? -Un biofertilizante o inoculante es un producto altamente tecnológico, y su producción no está al alcance de cualquiera. Consta de un principio activo, que es el microorganismo elegido, y el inoculante cuya formulación determina gran parte de su eficacia. La garantía de calidad de un inoculante es tremendamente importante, porque existe mucho predicador que ofrece productos milagrosos que no son sino engaños. El usuario debe saber que un inoculante necesita entre cinco y diez para su completo desarrollo y comercialización, y que debe pasar estrictos controles que garanticen su eficacia. Y que cada biofertilizante puede realizar una o pocas acciones que favorecen a una o pocas especies cultivadas y bajo determinadas condiciones. No nos llevemos a engaño, los biofertilizantes también tienen sus limitaciones. Para ello será necesario multiplicar los esfuerzos de I+D en este área. La red Biofag es sólo uno de esos múltiples esfuerzos que deberemos llevar a cabo en los próximos años si queremos realmente aprovechar las ventajas que nos ofrecen los microorganismos del suelo que, aunque invisibles, son nuestro principal recurso natural vivo para lograr una agricultura sostenible que mantenga altas productividades con el mínimo impacto ambiental. Δ |
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
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