COACHING CHILE
'Yuppie' dejó su vida de lujos para dictar charlas
Por: CARLOS RESTREPO | 9:28 p.m. |
En el 2002, la vida del bogotano Víctor Hoyos Ayala parecía sacada de una película de Wall Street: a los 34 años había tocado el cielo, tenía la familia perfecta, la casa perfecta, el carro último modelo y el trabajo perfecto, con el que cualquier profesional soñaría. Un 'yuppie' en todo el sentido de la palabra.
"Era el primer ejecutivo de Coca-Cola en grado 14, director global de la estrategia de mercadeo deportivo para la compañía y una cantidad de cosas de las que yo ni siquiera era consciente, porque estaba siempre buscando más", comenta Hoyos, autor del libro Lidérate, en el que relata el proceso de cambio interior que lo llevó a abandonar su 'exitosa' vida, para convertirse en un coach y consultor.
A pesar de los triunfos que obtenía sin cesar en el día a día de su trabajo anterior, una voz retumbaba desde su interior y le preguntaba: "¿Qué estás haciendo con tu vida?", anota. Algo no marchaba bien.
Su proceso de cambio se inició en marzo de ese mismo año.
Hoyos volaba desde Cincinnati hasta Tokio para revisar detalles de la estrategia de mercadeo, a su cargo, de la Copa Mundo de Fútbol. Mientras reposaba en su confortable silla de primera clase y el resto de sus vecinos dormían, sintió una extraña necesidad de llorar como un niño, sentimiento que sólo se permitía a 35 mil pies de altura en un avión a oscuras.
"Una vez en tierra, 'don yuppie' se ponía su máscara de exitoso ejecutivo invencible".
En medio de sus crisis, Hoyos recordó que en su maletín de mano cargaba aquel 'cuaderno negro' que le habían dado el diciembre anterior, durante un taller de capacitación de la compañía, para que apuntara todos sus sentimientos. Al abrirlo, se encontró con una frase que lo terminó de noquear: "Ahí decía que yo quería ser alguien inspirador, que viviera en paz, que pudiera dar su talento al mundo y amar a otros".
A partir de ese momento, el ejecutivo inició una lucha interior de varios años, intentando encontrar su esencia y el cambio hacia donde quería reenfocar su carrera. Por más que se lo preguntaba, no sabía qué quería decir la palabra 'puente', que se repetía todo el tiempo en su 'cuaderno negro'.
De pronto, cuando realizaba otro de sus vuelos transatlánticos, en los que siempre solía hacer los ejercicios de introspección en compañía de una ginebra, Hoyos encontró que él lo que quería era ser un puente que les permitiera a las personas encontraran su esencia.
Hoy, a sus 42 años, fundó 'Puentes al liderazgo' que ayuda a otros a "atravesar ese puente".
¿Por qué decidió desnudar su alma y contar su historia?
Siento que tenía el deber de contar mi historia a aquellos ejecutivos y personas que construyen una carrera vertiginosa y que tienen una vida pensando en la pregunta de coctel "¿tú qué haces?". Veo a mucha gente a mi alrededor, que está en donde yo estaba y quiero decirles: no hay que salirse de la corporación, no hay que raparse la cabeza, no hay que salir a vender velas, pero piense un poquito por qué está haciendo lo que está haciendo.
¿Qué le hacía falta a su vida anterior?
Yo no estaba siendo honesto conmigo mismo ni con los demás. Me estaban haciendo falta plenitud, fluir, soltar y paz. Siempre quería tener el control de mi carrera, de mis ascensos y no dejaba al descubierto ningún ángulo de mi vida.
¿Qué es el 'coaching' y en qué se diferenciaría de la sicología?
El coaching es un proceso de acompañamiento en el cual el coach no diagnostica. Eso lo hace un psicólogo. El coach acompaña a otras personas a que encuentren sus propias respuestas y se basa en el concepto de la escalera del aprendizaje.
Además de confrontar a la persona para que no se engañe, la orienta a la acción ("qué va hacer usted al respecto") y ante todo cree en la grandeza de ellas, porque todos tenemos el potencial de hacer lo que queramos.
¿Parece estar viviéndose una epidemia de 'coaching'?
Cuando hay cincuenta peluquerías y uno llega y abre un spa, entonces la palabra de moda se vuelve spa. Aunque lo veo como una oportunidad de negocio, hay que tener mucho cuidado porque son palabras que se vuelven moda y se abusa a nivel de cliente y de proveedor. Hay unos códigos de ética muy estrictos que debe seguir el coach.
Luego de lo que usted vivió, ¿cómo se encuentra la esencia?
Recordando lo que uno era a los cuatro años, cuando no había pretextos, provocando aquellas situaciones en sitios o con personas con las que está, en donde uno siente que no hay nada que explicar. Y para lograrlo hay que 'pelar' capas, preguntando cinco veces "¿por qué?" frente a cualquier acción.
De esta manera se va pasando de comportamientos a creencias, y así hasta que por fin llega un punto en que la respuesta es: "porque yo soy así". Esa es la esencia.
¿Qué hacer cuando no se tienen sueños?
Yo creo que todos tenemos sueños. Para eso, siempre formulo algunas preguntas a mis clientes: ¿qué quisiera estar haciendo en este momento?, ¿dónde quisiera estar en este instante, que no fuera acá?, ¿qué quiere que suceda en su vida, que aún no ha sucedido? Si la respuesta es "nada", quiere decir que es feliz.
¿Cómo definiría ese momento en el que encontró su norte?
Es como cuando se prende una luz y se hace clic, cuando todo hace sentido. Para ello hay que estar abierto al universo y lo suficientemente quieto para oír la voz interior y sentir ese clic.
Usted ha creado la empresa Puentes al liderazgo para ayudar a otros. ¿Qué se siente al 'cruzar el puente'?
Muchísimo miedo.
En el libro comenta: "las cosas más dramáticas de tu vida son las que no ves venir"...
Es la parte clave del libro. Es el balance entre intención hacia el universo de lo que quieres lograr y estar desapegado del resultado. Se vale que uno pueda visualizar, que uno quiera algo, pero hay que saber que hacemos parte de un plan más grande y que siempre las cosas pasan por alguna razón y que no tenemos el control sobre todas las variables como quisiéramos pensar que lo tenemos. Creo que es un balance entre la intención y el desapego.
¿Qué papel juega la humildad en todo esto?
Todo. Yo me hago un llamado todos los días para no perderla y por eso mantengo esa lucha interior, para tenerla en su justo balance.
¿Cómo se enfrentan el pánico y el condicionamiento?
El pánico se enfrenta quedándose quieto y no haciendo mil cosas a la vez por angustia. El condicionamiento es la base de mi trabajo: ayudarles a las personas a reconocer el condicionamiento, porque lo primero que a uno le sucede es que ni siquiera se da cuenta de que está condicionado. Entonces hay que reconocerlo y darse cuenta de dónde viene.
¿Extraña algo de su vida anterior?
Sí, cosas del ego. El ego juega un papel duro en uno. Extraño, por ejemplo, el calibre intelectual de algunas personas con las que discutía, pertenecer a un gran grupo, saber que la plata llegaba directo a la cuenta. Y si se lo negara, me estaría diciendo una gran mentira.
¿Cómo es su vida hoy?
Plena, abundante y feliz. Confío más en el universo y en mí mismo aunque enfrento mis demonios todos los días.
Lidérate, de Víctor Hoyos
Editorial Diana, 234 páginas
$ 42.900
CARLOS RESTREPO
CULTURA Y ENTRETENIMIENTO
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Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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