Crisis por aquí, crisis por allá, crisis, crisis, crisis. Parece que no hubiese otra palabra en el diccionario por estos días (meses, o años).
No se si por ser un optimista sin remedio o tal vez sea (casi seguro) porque nací en Argentina a las situaciones de crisis yo no le veo más que oportunidades. Oportunidad de saber que los chapuceros y paracaidistas no pasarán la prueba. Oportunidad de darle el verdadero valor a las cosas y oportunidad de poner el centro de mira en tus objetivos personales.
Dentro de los objetivos personales y muy relacionado con la crisis de las empresas y el paro derivado de las mismas; deberías prestar especial atención a tu estrategia de marca personal. Da igual si tienes trabajo o no. El personal branding trasciende el grado de relación laboral que tengas.
El cambio de enfoque se trata de pasar de "empleado" a "micro pyme YO s.a." que satisface plenamente los "encargos" de su contratante; llámese jefe, cliente, etc. Y que gracias a su buen hacer, se transforma en la opción preferente para todos ellos. Aunque más no sea, para que no te llamen "empleado", que me suena a "usado".
Si trabajas en relación de dependencia, este cambio de actitud en ningún caso habla de un conflicto de intereses, sino de una colaboración permanente para el bien de ambas partes.
La desmotivación y la falta de compromiso dentro del entorno laboral, es primero culpa de las empresas, pero también de todos aquellos que aceptan su destino sin más que contemplar los días pasar por la ventana.
Aquí jugaron (y juegan) un papel importante las redes sociales. Las empresas instaladas en el siglo pasado, se pensaron que las redes sociales eran motivo de distracción contínua, y no tuvieron mejor idea que restringir el acceso a las mismas. Y que pasa con el Marca, El Mundo, El País, el Messenger, el café o mirar el techo simplemente? O esas no son distracciones también? El empresario que cree que las redes sociales son distracciones, debería preguntarse cómo está organizado el trabajo para que el empleado tenga tiempo para pasarlo en Facebook. Y sobre todo; qué motivaciones le doy para que si le queda tiempo luego de realizar sus tareas, se ocupe de cosas que puedan ser provechosas para ambas partes?
Y tú, empleado: Qué haces mientras "pierdes" el tiempo ? Qué haces fuera de la empresa para mejorar tu situación ? Has seguido mandando CV luego de conseguir tu trabajo actual?
No tienes porque aceptar las migajas de papá empresa. Y no hablamos sólo de dinero, sino de proyectos ilusionantes, de compañeros, de relaciones de tú a tú con tu jefe, etc.
En el libro "Marca Personal" de Andrés Pérez Ortega hay una frase que ha significado mucho para mi propia estrategia de personal branding que decía: "cuando no hay viento, rema".
También tomando prestado un concepto de @marcapersonal podría preguntarte: Qué quieres ser? Un empleado de marca blanca o un empleado con marca propia?
Para esto, hay que romper con la idea de empleo para toda la vida y pensar en proyecto "temporal"; aunque dure 10 años (mientras nos convenga a ambas partes)
Pregúntate cómo te ganas la vida? Qué obtiene la empresa directamente de tu trabajo? Cuánto crees que es el retorno monetario para la empresa de tus obligaciones? Si no puedes contestarlo, o crees que el equilibrio monetario es muy justo; empieza a preocuparte, porque eso será síntoma de que estás enfocando tu carrera hacia donde no corresponde.
Y cómo se hace esto?
El único medio para lograr compromiso es unir proyectos ilusionantes y motivación en ambas partes. Cosa de la carecen el 90% de las empresas. Hace falta cambiar el esquema de trabajo. Del esquema piramidal al mecano donde cada pieza es importante y potencia al resto. Donde la información fluye sin miedo.
Porque justamente el método empresarial y la relación con el empleado del Siglo XX se puede resumir en una sola palabra: MIEDO
Miedo a perder el trabajo, miedo a perder el coche de empresa, miedo al refugio. Miedo a abandonar la zona de confort. Pero eso tiene un precio muy alto para ambas partes. Mediocridad, falta de competitividad (os suena, no?), homogeneidad, los empleados zombis y la falta de motivación real (yo hago lo que me dicen, yo no opino, total, para lo que pagan, yo no estudio por mi cuenta, eso lo debería hacer la empresa, etc. etc. etc.)
Pero para la empresa aún es más grave. El miedo no genera lealtad. Y eso, es la muerte lenta de cualquier empresa.Tenemos tan grabado a fuego el NO represor que somos incapaces de afrontar nuestro propio destino. Es mejor dejarlo todo atado al de la empresa de turno (para bien o para mal). Y si es mal dentro de 15 años, resulta que parece como si hubiésemos estado secuestrados en una isla desierta.
Y entonces, qué pueden hacer las empresas al respecto?
Obviamente que las empresas no son democracias, pero claramente tampoco pueden ser dictaduras. Ya sabemos lo que les pasa tarde o temprano a las dictaduras y a sus dictadores.
- Respeto. Tratarías mal al proveedor que suministre tu recurso más valioso? Y existe un proveedor de servicios más valioso que tu empleado?
- Libertad, no flexibilidad
- Responsabilidad individual
- Delegación real y permanente de responsabilidades. No sólo cuando me conviene
- Liderazgo responsable y transparente
- Motivación orgánica (impulsar iniciativas personales)
- Darte cuenta como jefe que las personas SIEMPRE trabajarán para sí mismas, pero que en un momento de la vida, si les proporcionas un ambiente adecuado de trabajo, eso puede beneficiar a tu empresa también
- Trasparencia. Si la empresa va mal económicamente, los empleados deberían ser los primeros en saberlo. Para así, todos juntos tener la oportunidad de mejorar las cosas dentro de lo posible
Seguramente que el empleado marca blanca te costará más barato, te hará más caso y será más fácil de controlar. Pero... Por cuánto tiempo? Con qué productividad? Cómo hablará de la empresa fuera de su horario de trabajo? Cuantas bajas te "colará" al año?
Y a todo esto os preguntaréis "y este tío que sabe de todo esto?". Os resumo mi historia laboral: a los 22 años fundé mi primer empresa que duró un año y medio, luego trabajé por cuenta ajena hasta los 27, cuando con un amigo, decidí fundar una agencia de publicidad que aún funciona en Buenos Aires. Y a los 30 decidí abandonar todo para venir a poner cañas a España hasta que a los 3 meses de llegar Víctor Gañán Fernández me dio la posibilidad de demostrar lo que valgo, nuevamente en el mundo del marketing y la publicidad.
Lo pueden corroborar todos los jefes que he tenido que en todo este tiempo he sido: ácido, medio borde y luchador de mis derechos. Pero también he sido un defensor hasta las últimas consecuencias de las empresas para las cuales trabajé. Y que a base de trabajo y más trabajo, me gané el respeto y la amistad de todos los que han sido mis jefes; siempre sabiendo mantener la distancia jerárquica. Y que en todas ellas, siempre he procurado incorporar nuevos procesos e innovaciones. Obviamente, en algunas con más éxito que en otras.
La moraleja de esto es que dejes de pensar que alguien del espacio va a venir a salvarte de la crisis, a sacarte del paro o hacerte rico (salvo que te ganes el EuroMillón). Todo, absolutamente todo lo bueno o malo que te pase, será por esfuerzo y voluntad propia.
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